Daniel Vicente
Publicitario de corazón
PUBLICIDAN
El dÃa en el que decidà escribir esta historia
No sé exactamente en qué momento de mi vida decidà comprar el billete para volar hasta a este nuevo mundo por explorar, apasionante y siempre sorprendente. Sólo recuerdo esa etapa de mi vida en la que tenÃa la cabeza hecha un mar de dudas. ¿Qué quiero estudiar? ¿Dónde quiero verme en el futuro? ¿A qué puedo aspirar y qué puedo ofrecer yo? Miles de preguntas me visitaban cada dÃa.
Al fin llegó el dÃa. No sabrÃa decir con exactitud si era de noche o de dÃa, las cuatro de la tarde o la una de la madrugada. Pero llegó. La idea de estudiar publicidad llamó a mi insegura puerta.
He de reconocer que al principio no tenÃa muy claro de qué trataba esta profesión. Sólo sé que algo me atraÃa hacia ella. Y, poco a poco, fui dándome cuenta de que no me equivoqué al tomar la decisión de seguir su camino y tener ganas de ir descubriendo poco a poco sus secretos. Ganas que nunca desaparecen.
Echando la vista atrás, me doy cuenta de que lo mÃo con la publicidad ha sido una relación de amor cautelosa pero a la vez acelerada. Fue amor a primera vista, sÃ, pero con el tiempo he ido conociendo más y mejor su forma de ser, de actuar. Sus disfraces y verdades. Sus malas caras y reconfortantes alegrÃas. Su visión del tiempo, la emoción y la razón. Ahora ya no podrÃa separarme de ella: me ha ganado.
Millones de mis sueños bailan a su alrededor, pero el más profundo de ellos es el de querer convertirme en uno de los profesionales que siempre le acompañan. El de ser un verdadero redactor publicitario.
Desde que tengo uso de razón, la imaginación ha sido mi verdadera inspiración. Creo que no hay nada como dejarla volar y escribir. Escribir millones de historias, personajes, anécdotas, frases, eslogans, fantasÃas.
Para mÃ, ser copy significa la equación perfecta, ya que puedo aplicar mis constantes ganas de escribir, de redactar y de dejar libre mi creatividad, en esas hojas de papel de acero con colores brillantes, que representan la publicidad. Prestar palabras, letras y frases a un producto, empresa o marca. Encontrar la mejor forma de seducir al cliente. De dialogar con sus gustos y necesidades, mediante historias. Breves o extensas. Mágicas o directas. Siempre bellas.
Sé que esta relación ha llegado a buen puerto, y convertirme en un creativo de verdad, en un redactor publicitario, podrá llevarme a lugares fascinantes donde vivir grandes momentos. Momentos que jamás me arrepentiré de haber podido experimentar.